Las opiniones de quienes quieren el derribo, “están en ruina, son nido de porquería y de ratas, son refugio de mala gente, no tienen ni han tenido nunca ningún valor artístico, impiden el desarrollo de la zona, …" se enfrentan a quienes defienden que se respeten las naves construidas en la primera fase del complejo fabril, en concreto las del arquitecto Javier Goerlich entre 1922 y 1925 y las proyectadas por el ingeniero Vicente Llorens y el arquitecto Antonio Gómez Davo levantadas entre 1935 y 1938, el resto del complejo son añadidos y parches realizados sin una idea originaria ni original.
Los edificios mencionados no son comparables, como pretenden poner en evidencia los partidarios del derribo, con la Lonja o con la Estación del Norte, pero sin son comparables con el antiguo aljibe de Ildefonso Cerdá, hoy convertido en Museo de Historia de Valencia o con el antiguo Matadero Municipal de Luis Ferreres Soler, transformado en el Complejo deportivo y cultural de la Petxina, son en definitiva arquitectura con firma y cargada de historia, historia de nuestra ciudad y tan castigada por el “Tipex” de la ignorancia, los intereses particulares y el rencor hacia ciertos pasajes de nuestro pasado.
A los conservacionistas se les tacha de talibanes (¿), de estar siempre con los mismos rollos, de comunistas (¿)…, pero recordemos los otros “Salvem”, el del Botánico, ¿acaso no tienen razón?, el del Cabanyal, el de Tabacalera, la Cárcel Modelo…
Puede que sea verdad, todo no puede ser salvado, pero recordemos que las torres de Serranos y las de Quart se salvaron de la piqueta porque en el momento del derribo de la muralla eran utilizadas como presidio, si no su destino hubiera sido el mismo que el del portal Nou o la puerta del Real, la auténtica por supuesto, la torre del Temple y otros importantes elementos tan llorados hoy en día.
Si atendiéramos al estado de conservación, no hay que olvidar que San Juan del Hospital y Santa Catalina iban a ser derribadas a mediados del siglo pasado, como si sucedió con la de San Bartolomé de la que solo queda su torre campanario o con el convento de San Agustín, tampoco hay que olvidar los casos de destrucción reciente de patrimonio arquitectónico, el convento de monjas de Santa Catalina, el colegio Mayor Santo Tomás de Villanueva, los cines Lys, Coliseum, Rex o la actuación en el cine Capitol, eliminado todo su interior tan detallado y delicadamente diseñado por su arquitecto Joaquin Rieta Sister.
Recordemos y solo por tratarse de edificios industriales y que aunque protegidos, están en total estado de abandono, “La Ceramo” y la antigua fábrica de Bombas Ceyda, ambos en la avenida de Burjassot .
Valencia es una ciudad que se canibaliza a si misma, sin aprender de nuestro pasado, el palacio de Mossén Soreel, el antiguo Hospital…, no nos han enseñado nada, llegará el momento en que nuestros biznietos tengan que hacer un “Salvem Calatrava” y a nosotros ¿quién nos salvará de nuestro meninfotisme?
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